El domingo pasado hice el primer Open Natura de la temporada. Era en el Vendrell y la verdad es que este año el circuito no tenía nada que ver con el del año pasado.
Empecemos por partes, me presenté allí después de 10 días en tratamiento con antibióticos (pillé un trancazo de caballo) y casi los 10 días sin tocar la bici. Aunque tenía bastante entreno en el cuerpo, 10 días se notan mucho y más metiéndose una mierda de antibióticos que te dejan atontada y debilucha.
Habían dos circuitos en el Open de este año, el corto era de 19 kilómetros y el largo de 42. Yo opté por el largo ya que aunque no estaba al cien por cien, ya había hecho el Open el año pasado y el terreno era llevadero. Llegamos allí a las 9 de la mañana y recogimos los dorsales, hicimos un poco de calentamiento y nos metimos en el pelotón, mas bien delante para evitar al máximo los atascos. Arrancó la pedalada y a mí me costaba un huevo pillar ritmo de llano, no conseguía pasar de 18 km/h, y viendo el percal, reducí un poco el ritmo para no cansarme nada más empezar, ¡qué se le va hacer! con lo que cuesta ganar nivel, y en una semana enferma se pierde un montón.
Intenté no desanimarme y continuar a mi rollo mientras veía cómo me adelantaba la gente, durante los 7 primeros km. Luego se estiró el grupo y llegamos a la parte de subida, y allí, después de haber calentado bastante, empecé a tirar un poco más y a recuperar posiciones (pese a que ya no me venía de allí). Es curioso, hay gente que va super bien en llano y que aguanta un ritmo de 26-28 km/h, y a la que viene una rampa se quedan a 6km/h desfondados. Esto era lo que quería evitar, porque los mismos que adelantan con facilidad en llano y que no los pillas, son los que se bajan de la bici a la primera subida y se ponen a caminar por el medio del camino sin dejar adelantar a los que van subidos en la bici. Aunque hay mucha gente que lo hace sin darse cuenta, siempre hay que ver la parte buena, y la ventaja es que entre subir trialeras y esquivar a los que van caminando se coge una de técnica bestial.
Entramos en un pueblo precioso con una subidas impresionantes y cuando salimos de allá encontramos el primer habituallamiento. No paré, porque había desayunado bien y me había comido un plátano justo antes de salir, lo que sí me tomé fue una pastilla de glucosa sobre la marcha.
Tras el primer habituallamiento venía un recorrido por senderos de subida, y alguna trialera bastante cabrona, donde sí que pude adelantar posiciones y ser espectadora de las más variopintas y estúpidas caídas, por no saber sacar el pie de la cala, por no pedalear en un trocito de trialera para pasar por encima de una piedra, por no hechar el cuerpo hacia atrás, y como no, alguno por listo, por no tener paciencia en los trozos técnicos donde se hacían colas y todos teníamos que parar, y querer adelantar a saco.
Lo dicho, una zona chulísima y recomendable de veras, aunque eso sí, rompepiernas donde las haya, los cambios de ritmo eran constantes y había mucho sendero técnico de subida. Llegamos al segundo habituallamiento, y aquí si que paramos a comer, para evitar pájaras, 10 minutitos, lo justo para tomar un acuarius, un plátano y algunos frutos secos, y para acabarme el inibilak, (algún día le haré un monumento a esta asquerosidad) y seguimos con la ruta.
Los últimos 10 kilómetros fueron a través de un bosque muy oscuro con senderos estrechos entre los árboles, donde habían curvas muy cerradas y estrechas, con bajadas y subidas súbitas que te hacían quitar plato y piñones rápidamente, y trialeras divertidísimas. Como anécdota, puedo explicar que llegando a uno de los tramos más técnicos, dos miembros de la cruz roja tiraron corriendo para el sendero al que yo tenía que meterme para esperarme en la trialera, por si me caía. Allí seguro que había habido follón previamente, para que estuvieran esos tan escamados. La pasé sin problemas y la única dificultad que había era que era muy empinada y pedregosa y justo pasado el trozo complicado venía una curva de derechas muy cerrada. Pura técnica, muy divertida.
Cuando faltaban 2 km me pensaba que me moría, las piernas me fallaban y ya no podía ponerme de pie. Menos mal que ya eran de llano justo antes de llegar a el Vendrell. Cruzamos la meta, con un tiempo de 3 horas 20 minutos, y una velocidad media de 13,5, que no está mal para haber estado convaleciente durante 10 días, y no haber podido entrenar. Me lo pasé de maravilla y no encontré casi ningún tapón, y esto si que ha sido diferente respecto al año pasado, el grupo se estiró a tope durante los primeros 10 km antes de entrar en la zona técnica para evitar apelotonamientos.
En la web www.opennatura.com podeis encontrar la ruta, y en wikiloc el track para hacerla con gps, aunque no sé si la habrán colgado ya.