7 de julio en Islas Baleares: Paula, Londres, agua y … San Fermín

La paternidad de Mancebo, el clásico pañuelo rojo y la catástrofe de Londres se mezclan en una jornada de sensaciones variadas Se agolpan las noticias en Islas Baleares –Caisse d´Epargne. Buenas, muy buenas, regulares, malas y muy malas. Ayer nos desayunamos con la buena nueva del nacimiento de Paula Mancebo, la hija de Paco y de Luisa. Si es verdad que los niños vienen con un pan debajo del brazo, la llegada de Paula es recibida como una señal, un presagio en un día tan señalado, justo antes de empezar la montaña en el Tour. Paco siempre recordará el Tour 2005, por coincidir con el nacimiento de su primera hija y por…. (acabaremos esta frase al escribir la última crónica de este Tour, tomando un café en un banco de los Campos Elíseos) Felicidades a los papás. Para celebrarlo, y para cumplir una tradición bañada de buenas dosis de superstición, todo el Team Illes Balears – Caisse d’Epargne se ha colocado el tradicional pañuelito rojo de San Fermín. Ayer empezó una de las fiestas más universales del mundo, pese a que en el momento de salir del hotel hacia la línea de salida recibíamos las trágicas noticias que llegaban desde Londres. Qué felicidad ayer, qué absoluta tristeza hoy. Inmediatamente, el pañuelo en honor al santo se transforma en respeto, solidaridad y apoyo a Londres y sus gentes. Nuevamente el ciclismo, fiesta y espectáculo, coincide en el tiempo con la barbarie y la sinrazón. Nuevamente el deporte, ayer, y el horror, hoy. El ciclismo: esfuerzo, lucha, sacrificio, trabajo en equipo, ir hacia delante, perseguir el futuro, pedalear, vivir.



Seguimos. Y mejor que sea así. Llegar a la salida y empezar a llover, todo una. Así que ayer primera jornada realmente dura de este Tour. 200 kilómetros, 4 puertos de 4ª categoría, 15 grados de temperatura y agua como para llenar un pantano. Empieza realmente el desgaste, la pérdida de fuerzas. Este clima es la antesala de las bronquitis y las gripes de unos deportistas al límite de sus reservas físicas.



Y para acabar de rematar el día, una caída en la última curva, que nos ha hecho recordar a todos la curva de estafeta, con el primer encierro de los Sanfermines trasladado de Pamplona a Nancy. Los corredores contra la valla en una curva a derechas igual que los Miuras chocan contra la valla y se rompe la manada. Así que hoy había trabajo extra para los masajistas y ciudadores de los equipos. Hay que secar, cambiar, abrigar y alimentar a los corredores igual de rápido que un equipo de Fórmula 1 cambia los neumáticos. Es un mecanismo perfectamente engrasado. El “Guaje” y Francis esperan 50 metros después de la línea de llegada para proceder. En 10 minutos, estamos arrancando el autobús con todo el mundo seco, cambiado y bocata de salmón con queso en ristre. Paula, San Fermín, el pañuelo rojo, las noticias de Londres y el encierro nos acompañan hasta el hotel.



Islas Baleares-Caisse d´Epargne