La Vuelta a España ha llegado a su ecuador, con una etapa de montaña que tenía su final en Manzaneda. Para Carlos Sastre, como para tantos otros, hoy era un día con interrogantes, “porque después del día de descanso todo el mundo tiene miedo, por eso de que te relajas un poco por el cansancio acumulado y al día siguiente hay gente que lo pasa mal”, comenta el abulense.
“La carrera ha sido francamente rápida. No ha habido ni un minuto de descanso y en la última subida el viento, como en La Covatilla y en Sierra Nevada, ha jugado un papel importante. Cuando la gente intentaba arrancar, veía que el esfuerzo iba a ser muy grande para el poco rendimiento que quizá se le podría sacar”, dice el corredor del Geox-TMC.
Sobre la clasificación general, opina que “la carrera sigue abierta, cada día más, y esto la hace imprevisible y espectacular en todos los sentidos”. “Creo que lo que queda de Vuelta puede ser francamente bonito si hay batalla, si no hay miedo y si hay ganas por hacer algo grande en esta carrera”, añade Sastre.
“Para mí ha sido un día más. He intentado estar ahí, cerca de Cobo y demás compañeros, tratando de pasar otro día más sin perder tiempo, y creo que más o menos lo he conseguido. Las sensaciones quizá no sean las mejores, pero tengo ganas de sufrir, tengo ilusión, tengo chispilla y eso me hace poder estar ahí, cerca de los mejores”, concluye el vencedor del Tour 2008.