Crónica de un pie a tierra

Así se vivió el abandono de Alejandro Valverde dentro del equipo Islas Baleares A las 15:15 del viernes , Alejandro Valverde puso pie a tierra. Pese a los rumores que corrieron como la pólvora esta mañana por la zona de salida, Alejandro ha decidido salir, probar, con la esperanza de que el calor de justicia que hoy nos ha acompañado obrase el milagro sobre su maltrecha rodilla izquierda. Era una posibilidad entre un millón, una aguja en un pajar, un hilo, un clavo ardiendo al que agarrarse. Pero los valientes son así. Y Balaverde lo es. Lo ha demostrado este Tour. Siempre de cara, siempre de frente contra la adversidad. Al mal tiempo bueno cara. “Con el estado de forma que tengo, con las Pirineos mañana, con las ganas que tengo de liarla, no me puedo retirar. No puede ser, seguro que hoy mejora” era el mensaje que inconscientemente su cerebro enviaba a su rodilla. Pero ésta ha dicho que no. No vale la pena sufrir tanto. Un intenso dolor que no podía ir a mejor, sino empeorar con el paso de los días. Eusebio Unzué, Jesús Hoyos, el doc, Vicente Iza, masajista del Team Illes Balears – Caisse d’Epargne, todos estaban de acuerdo. Hasta las 15:14 horas Valverde se resistía. Pero un minuto después, consumido por el dolor, ha optado por la mejor de las decisiones posibles. Acabar aquí su primer Tour de Francia, en la carretera que lleva de Miramas a Montpellier, camino al sur, hacia los Pirineos, donde el año que viene retomará el trabajo que este año ha dejado pendiente. Se despide Valverde a lo grande: una etapa de alta montaña, maillot blanco, quinto en la general, coronado por rey Armstrong como su sucesor y con todo el mundo ciclista pendiente de sus movimientos. Ha nacido una estrella, aunque hasta el año que viene no se vuelva a acercar a nuestra galaxia. En una multitudinaria rueda de prensa a pie del autobús del equipo (este Tour el bus está saliendo en la foto más que las azafatas) Valverde ha desgranado las razones de su hasta luego (en modo alguno es un adiós) al Tour. Con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos (también Alejandro) todos los que allí hemos estado teníamos la misma sensación que cuando uno coge agua con las manos: por mucho que hagas, no puedes evitar que se te escape entre los dedos. Con todas estas emociones, casi nos olvidamos de que mañana empiezan los Pirineos, y que Paco Mancebo es séptimo en la clasificación y serio aspirante la podium. Si cabe todavía más, nuestras energías, ruegos y plegarias están ahora con Paco. De momento, el primer paso será la cena de esta noche con jamón de jabugo expresamente traído desde España, para alegrar los corazones y también el estómago, algo maltrecho ya a estas alturas de la película.