Noticia de ciclismo publicada el a las 01:56h
en la sección de Carretera
Continúa la leyenda del “pupas”. Iván Gutiérrez, campeón de España contrarreloj y campeón de la Vuelta en caídas libres (en dura pugna con su tocayo Quique Gutiérrez, que hoy le ha cogido ventaja), ha corrido casi toda la etapa de hoy con un collarín protector en el cuello, debido a las caídas sufridas los dos primeros días.
Imagínense el panorama: 153 kilómetros, 40 grados a la sombra, 4 horas pedaleando a más de 40 kilómetros por hora y encima con un collarín que impida cualquier movimiento del cuello y mantenga rígida la espalda. Vamos, como para dejarlo por imposible, volver al hotel y tirarse en una hamaca a la sombra en la piscina.
Y no sólo ha corrido, sino que además ha llegado con el pelotón principal, que ha entrado en meta encabezado por Alessandro Pettachi, ganador de etapa. Pettachi 1 – Boonen 0. Día para restañar las heridas y hacer recuento de bajas. Golpes, rasguños, magulladuras. Olor a agua oxigenada, yodo y mercromina en el autobús esta mañana camino de la salida. El Guaje (masajista, conductor del bus, hombre para todo) se encargará a la noche de limpiarlo y dejarlo como los chorros del oro.
Tanto calor hacía, que era curioso ver esta mañana en la salida a todos los corredores barnizándose la cara, los brazos y las piernas con crema solar protectora, para evitar quemaduras. Los ciclistas, que lucen todo el año un espectacular bronceado parcial (lo que ellos llaman, y sin que nadie se ofenda “moreno paleta”) necesitando crema protectora a finales de agosto. Háganse idea de la que se les venía encima. Más de uno habría preferido darse la crema, cerrar el tubito y echar mano a la toalla, la sombrilla y el flotador de patito y marcharse a la playa.
En lugar de eso, montarse en el caballo de carbono, visera y casco calados y, en honor al insigne hidalgo Don Quijote, en el homenaje que este año le tributa la Vuelta, carretera y manta hacia Puertollano, iniciando la ruta del Quijote que seguiremos los próximos días por tierras manchegas. Más de uno, fruto del calor, habrá visto gigantes en lugar de molinos.
En la meta, inédita en la Vuelta, Pettachi se lleva el beso de Dulcinea (y “Rimas y Leyendas” de Béquer. Desconocemos en estos momentos cuál de los dos le habrá hecho más ilusión) mientras el resto, transformados en Sancho Panza, buscamos sombra y agua para recuperar el resuello. Paco mancebo, sonriente, Mientras, Iván Gutiérrez, ya sin collarín, piensa en lo que le queda de Vuelta. Hoy no se ha caído. Largo me lo fías amigo Sancho.
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