CARRETERA

El adiós de Casero

El adiós de Casero
Un corredor que completó un gran palmarés fundamentalmente en el calendario nacional Ángel Luis Casero colgó la bici el pasado domingo después de una victoria en casa, en Valencia, como la lograda en el Criterium Internacional que se organiza allí. Podría seguir, pero ya no sé ve en carrera por un cúmulo de motivos. “En primer lugar –explica el corredor de Albalat dels Tarongers- todo el año en blanco que me pasé el año pasado me ha llevado a encontrarme físicamente como yo no quería. Luego está el hecho de que sufro una degeneración del tendón cuadricipital que me impide rendir a tope y, luego, en tercer lugar, está el hecho de que la familia tira mucho. Quiero ver crecer a mis hijos”. En su palmarés, no excesivamente grande pero sí lleno de calidad, refulgen un Tour del Porvenir (1994), dos Campeonatos de España (1998 y 1999) y una Vuelta a España (2001), con victorias también en un prólogo de la Volta a Cataluña o una Vuelta a Castilla y León. Y un quinto puesto en un Tour, la espina clavada que se lleva en su adiós “por no haber podido optar al podio”. No ha sido una carrera fácil. Tras abandonar Banesto en 1998 y fichar por Vitalicio Seguros, donde llegó con los galones de líder, el cierre del equipo de Mínguez le obligó a emigrar a un Festina que venía de vuelta del Tour 1998 y en el que, sin embargo y con el cartel de su quinto puesto en el Tour, logró acabar segundo una Vuelta. Fue esta definitivamente su carrera, aunque las lesiones y su paso por el proyecto de Coast (posterior Bianchi), victoria incluida en la Vuelta, no le facilitó las cosas para lograr la tranquilidad que buscó en Comunitat Valenciana y que, por un error administrativo, le impidió correr en 2004. Un año en blanco, anticipo de la retirada que se confirma en 2005 tras un año lleno de luces y sombras. “Tras ganar la Vuelta me tienen que operar de la rodilla, lo que condiciona el 2002. 2003 se inició tambaleándose con los acontecimientos de Coast y en 2004 no competí… años convulsos”. Comparado a Induráin por su envergadura (1,84 metros de altura), Casero tuvo en la montaña su talón de aquiles. Tampoco fue un corredor mediático y sobre él y su relación con el doctor Eufemiano Fuentes se vertieron todo tipo de especulaciones. Ahora llega el momento de la retirada, aunque se lo planteó en mayo porque “no había feeling con el director, iba a carreras que no eran de mi agrado y lo pasé mal”. Pero encontró el golpe de pedal y afrontó la Vuelta con ilusión. En la montaña no recuperó y se terminó de convencer. “Con 32 años no entrenas con la misma chispa que con 24 y el ritmo de competición se hace muy duro”, explica Casero, que de momento anuncia que seguirá trabajando ligado al mundo del ciclismo gracias a un par de proyectos en los que le ayudará la Generalitat.

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