La continuidad del Giro pende de un hilo

Tras los últimos controles realizados los corredores no descartan incluso abandonar la carrera italiana En un comunicado conjunto de la Asociación Internacional de Grupos Ciclistas Profesionales (AIGCP), Asociacion Ciclistas Profesionales (CPA) y Asociación de médicos del ciclismo profesional, estas han hecho llegar sus quejas a los organizadores del Giro tras las actuaciones de la NAS al requisar ayer, miércoles, material y productos declarados al comienzo del Giro de Italia. Los colectivos consideran injustificada la actuación de los miembros del NAS, ya que desde el comienzo de la carrera han demostrado su transparencia en todos los apartados y lo sucedido en los últimos días no tiene una causa justificada. En el comunicado los colectivos del ciclismo piden que se devuelva a los equipos Davitamon Lotto y Saunier Duval el material incautado al considerar que se ha hecho de forma injusta y con ello se daña la imagen del ciclismo cuando el material requisado cuenta con el visto bueno de la Unión Ciclista Internacional (UCI). La UCI, que no se sustrae a eventuales responsabilidades, espera que los resultados de la intervención se conozcan por cauces oficiales y no «como es habitual, por indiscreciones de prensa». Según las informaciones en poder de la UCI, la NAS intervino una cámara hiperbárica, que no está prohibida por las principales organismos deportivos (COI, AMA y Federaciones internacionales), ni por la ley de la mayor parte de los países europeos, donde habitualmente se utilizan en los centros de entrenamiento de los comités olímpicos nacionales, aunque en Italia no es aceptada. En cuanto a los productos intervenidos, la UCI tiene «razones para creer que son autorizados y que figuran en la lista que los médicos de los equipos han facilitado a la organización del Giro». El máximo organismo del ciclismo mundial constata que la NAS no ha anunciado el descubrimiento de sustancias prohibidas. La UCI muestra su solidaridad con los equipos afectados, el Davitamon Lotto y el Saunier Duval, así como con sus médicos, el de este último la española María Sagasti.