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Hoy tocaba etapa llana en la Vuelta, pero en ningún caso podrá calificarse como jornada de transición o de descanso, como apuntaba Carlos Sastre en la meta de Pontevedra: “En esta Vuelta a España no se puede recuperar ni el día de descanso. Cada día es realmente duro en el que, como suele suceder, cuando no se tira para la general se tira para ganar la etapa y siempre se va al límite”.
“Ha sido un día rápido, duro, un continuo sube y baja, sin un metro de llano, como suelen ser las carreteras gallegas. Pero ha transcurrido por un terreno muy bonito y con una buena carretera que permitía que la velocidad fuera siempre alta”, añadía Sastre.
El corredor del Geox-TMC entraba en uno de los grupitos que se han visto cortados por el violento impulso de los rodadores y sprinters en la parte final de la etapa, cediendo 14 segundos respecto al vencedor, Peter Sagan. “El final de nuevo ha sido explosivo, nervioso, con repechos en la recta final, que suelen provocar cortes y pérdidas de tiempo innecesarios en muchos casos. Pero bueno, se solventan de una manera más o menos prudente, porque esas pérdidas de segundos no significan demasiado si nos ponemos a pensar en lo que nos tenemos que enfrentar los próximos tres días”, apuntaba.
La Vuelta ha pasado ya su ecuador y para Sastre, a partir de mañana empieza otra carrera. “La gente empieza a acumular cansancio y a partir de ahora la carrera es completamente diferente. Lo que queda es realmente duro y puede suceder de todo”, dice.
“Encadenar tres etapas de montaña de estas características puede hacer que si la carrera hasta ahora ha sido imprevisible, espectacular y sin nada decidido, a partir de ahora pueden suceder cosas inesperadas que le den un matiz francamente bonito”, concluye Sastre.
