El entrenamiento intenso es un factor de estrés considerable para el organismo, lo que afecta directamente al sistema inmunitario. Según el Dr. Lucas Jurado-Fasoli, los atletas pueden experimentar una "ventana de riesgo" o mayor vulnerabilidad a infecciones (sobre todo respiratorias) tras esfuerzos muy elevados. En este contexto, la evidencia científica subraya el papel fundamental del omega-3 (EPA y DHA) para:
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Modular la inflamación generada por el ejercicio.
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Apoyar una mejor respuesta inmunitaria en deportistas.

Déficit de Omega-3: ¿Por qué afecta más a las Mujeres Atletas?
El Índice Omega-3 (O3I), que mide el porcentaje de EPA+DHA en los glóbulos rojos, es un biomarcador clave. Un nivel superior al 8% se asocia a un bajo riesgo cardiovascular.
Sin embargo, la mayoría de las mujeres deportistas se sitúan por debajo del 5%, un nivel que puede considerarse alto riesgo. Este déficit puede deberse a varios factores:
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Baja Ingesta: Consumo insuficiente de fuentes marinas (pescado azul).
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Barreras Sensoriales: Rechazo al sabor u olor del pescado.
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Desconocimiento: Falta de información sobre los beneficios del EPA y DHA.
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Diferencias Dietéticas: Mayor consumo de fuentes vegetales de omega-3 (menos eficaces biológicamente) en comparación con los hombres.
Beneficios del Omega-3 para la Mujer Deportista
La dietista-nutricionista Anna Teixidó Aguiló destaca que el papel del omega-3 es especialmente relevante en atletas femeninas. Su revisión de estudios muestra beneficios directos de la suplementación en:
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Recuperación Neuromuscular: Acortando el tiempo necesario para la reparación muscular.
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Rendimiento: Mejoras en ejercicios de fuerza y salto.
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Ciclo Menstrual: Ayuda a gestionar las fases del ciclo donde la inflamación aumenta de forma natural.
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Salud Muscular (50+): En mujeres activas de más de 50 años, se han observado mejoras en la calidad muscular y en las adaptaciones positivas al entrenamiento de fuerza.

Inmunidad y la "Ventana de Riesgo"
El ejercicio es un potente estímulo inmunitario, produciendo inicialmente un incremento en las células de defensa (glóbulos blancos). No obstante, el Dr. Jurado-Fasoli recuerda que las sesiones de ejercicio de muy alta intensidad provocan una caída posterior de estas células, creando la temida “ventana de riesgo” a infecciones.
El Mensaje es Claro: Mantener un nivel óptimo de Omega-3 es fundamental no solo para reducir el riesgo cardiovascular, sino para asegurar que el sistema inmune del atleta está preparado para la carga de entrenamiento y para optimizar el rendimiento en todas las etapas de la vida deportiva.

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