Sobre la Plaza Saint-Lambert se erige el escenario con el Palacio de los Príncipes-Obispos de Lieja como telón de fondo. La ocasión es festiva y a la vez solemne: uno a uno se presentan al público los corredores que conformarán el pelotón del Tour de Francia, a la excepción de dos ausencias. Christophe Kern ha presentado un justificante acompañado de la enhorabuena de los comisarios, puesto que se ha visto obligado a dejar Bélgica para asistir al nacimiento de su hijo.
La situación de David Millar no invita al júbilo y es posible que tenga que pasar su dorsal a Heinrich Haussler. El corredor británico sufre vómitos y le quedan ahora menos de 48 horas para recuperarse antes del prólogo. Los demás abordan su paso por el escenario según su temperamento, pero sistemáticamente los más emocionados son los que llegan a la ronda gala por primera vez. Entre los novatos cabe destacar a Marcel Kittel que pertenece al grupo de los que tienen unas ambiciones claras e intenciones de destacar en su primera edición.
Con su metro ochenta de estatura, el sprinter alemán no parece sentirse excesivamente acomplejado frente a corredores de la talla de Cavendish o Greipel: “Estoy impresionando y hoy estoy disfrutando ante todo del ambiente. Pero me muero de ganas de empezar. Creo que con el equipo que tenemos podemos medirnos con los mejores en algunas etapas. Ganar una sería extraordinario”.
Aunque no es un recién llegado, puesto que cuenta incluso con una séptima posición en la clasificación general, Ryder Hesjedal se presenta con un nuevo estatus tras su éxito en el Giro de Italia.
El corredor canadiense no puede impedir soñar con grandes hazañas a medida que se acerca el gran día: “Sé que es extremadamente difícil encadenar victorias en el Tour tras el Giro, pero llego con grandes ambiciones y por qué no, ganar”. En boca de todos están los pronósticos sobre quién conquistará el tan ansiado título al final de las tres semanas. Bradley Wiggins aceptan de buen grado figurar entre los pretendientes más probables: “Estamos en la posición de favoritos porque hemos ganado muchas veces este año. Así que no siento demasiada presión, precisamente porque ya hemos ganado mucho. Pero en el Tour puede pasar de todo y el año pasado me quedé fuera en la 7ª etapa. Si no acabo en el hospital, ¡la contrarreloj puede jugar a mi favor!”. El británico, acompañado, entre otros, por Mark Cavendish ha causado una profunda impresión sobre el público presente, aunque el equipo que más aplausos ha recibido ha sido el de BMC. Y no es porque el vigente campeón, Cadel Evans, también figure entre los favoritos, sino porque uno de los compañeros del australiano es nada más y nada menos que Philippe Gilbert.
El joven de Remouchamps, considerado héroe local desde su gran éxito en las clásicas de las Ardenas en 2011, ha saboreado este emocionante momento: “No pude estar presente en la Gran Salida de Lieja en 2004, porque era demasiado joven. Pero estoy muy contento de poder aprovechar esta segunda ocasión. Tendré que controlar mis emociones”. El sábado empezará la acción y a Gilbert se le espera ante todo en la meta de la primera etapa en Seraing, donde los aplausos podrían ser ensordecedores.