Carlos Sastre ha vuelto a salvar sin problemas y con menos calores una etapa más de este Tour, en vísperas de la segunda ración de alta montaña. “Finalmente las temperaturas han sido más agradables y hemos tenido una etapa de nuevo muy rápida, en la que los especialistas han tratado de controlar para llegar al sprint”, dice el corredor del equipo Cervélo.
El ciclista abulense comenta que “ha sido un día más o menos llevadero, entre comillas lo de llevadero, para los corredores que estamos pensando ya en los Pirineos; en ese sentido ha sido un día sin más peligro que el estrés y la tensión de los últimos kilómetros para no verte cortado”, añade.
En lo personal, asegura Sastre que “me encuentro un poquito mejor y miro con mucho más optimismo los Pirineos de lo que lo veía hace unos días””. Y en lo emotivo, tambien es un día muy especial para él. “Mañana llegamos a una cima que para mí tiene un recuerdo muy bonito, porque allí gané mi primera etapa, en el Tour de Francia de 2003; una etapa que se la brindé a mi hija Claudia, y siempre que llegas a una cima como ésta los recuerdos siempre son entrañables y la motivación está mucho más alta”, concluye.
Foto: Tim de Waele