Javier Ruiz de Larrinaga (MMR-Lizarte) hizo su particular balance de la temporada 2011 tras regresar del Mundial de Sankt Wendel y antes de presentarse hoy jueves en la concentración que el conjunto navarro de ruta Lizarte celebrará hasta el próximo sábado en el Hotel Andia de Orkoien, a pocos kilómetros de la capital pamplonesa. Sin recalcar si esta campaña ha sido la mejor, el de Amezaga consideró el año como “muy bueno”. “Volver a ser campeón de España y ganador de la Copa de España ha sido muy importante. Me sabe aún mejor en el sentido de que los rivales se preparan cada vez más y mejor. Ha habido momentos en que las cosas se me han torcido, como las caídas en Asteasu y Villarcayo o la gripe antes del Campeonato de Euskadi, problemas que no me habían sucedido en otras temporadas y que me hacen estar más satisfecho conmigo mismo”, explicaba el zuyano.
Larrinaga restó importancia tanto a los momentos buenos como a los malos de este 2011: “Me sorprendió cómo me encontré a principio de temporada. Se lo debía al buen trabajo que había hecho en carretera durante el verano. Sin embargo, sabía que las carreras que había ganado en la primera parte de la temporada no habían sido sobradas: es cierto que vencí bien en las dos primeras carreras de Copa de España, pero lo más complicado, como luego se vio, llegaba a partir de Diciembre, una temporada completamente distinta donde se concentraban las citas más importantes. Ni arrasé en la primera parte ni sufrí tanto en la segunda”.
Asteasu y Elorrio, lecciones muy positivas
Y es que buena parte de sus problemas se concentraron en la semana grande del cross español: “En Igorre me fue muy bien: tuve buenas sensaciones en un circuito sobre el que nunca me había encontrado nada bien. Sin embargo, con la caída de Asteasu se torció la cosa y Puente Viesgo fue una cita muy importante para mentalizarme de cara a la final de Copa de España de Alcobendas, donde pude responder bien y mantener lo que había logrado”. Otro tanto ocurría con el Campeonato de Euskadi: “Todo en torno a esa carrera fue complicado: el retraso en el regreso de la primera salida a Bélgica, la gripe… pero, aunque fuese el punto más bajo de la temporada, realmente no estaba tan preocupado. Si tienes un problema y sabes localizar sus causas, no hay por qué angustiarse. En Itsasondo ya fui rehaciéndome y a Ormaiztegi ya llegué ganando y con frescura”. Y de ahí, a su tercer entorchado consecutivo en Zamora, donde el corredor alavés soltó toda su rabia: “Puede que yo también me creciese un poco después del campeonato, pero en realidad no le daba muchas vueltas en casa. Sí que es verdad que me he dado cuenta de que, al mínimo problema, después de llevar una trayectoria tan buena, se había dejado de contar conmigo”. Larrinaga aclara que “tampoco me creía que fuese el mejor del mundo tras ganar en Zamora”, pero añade que “sí que me molestó que se diera más importancia a los errores, pinchazos o caídas de los demás que a los buenos valores que exhibí en carrera. Puede que me beneficiasen esos problemas o el hecho de que Hermida no supiese las vueltas que quedaban para el final y yo sí, pero eso es parte de las carreras y te quedas un poco con cara de tonto cuando ves cómo piensa la gente”.
"Me gustaría seguir unos cuantos años más"
Sobre su actuación internacional y sus perspectivas de futuro, Larrinaga es consecuente y realista consigo mismo: “He salido a correr sobre circuitos helados y con nieve, donde los resultados no han sido buenos pero que me han supuesto una experiencia; he tenido carreras buenas, como Pontchâteau, y momentos malos, como Hoogerheide, pero al final todas estas carreras me han venido bien para saber cuál es mi problema: más que el barro, donde ya me empiezo a manejar bien, son simplemente las situaciones de carrera. El saber estar: no provocar con mi forma de correr problemas que son evitables, y saber salir al paso de los inconvenientes con atención y anticipación”. Y hace un llamamiento: “Lo esencial es estabilizar y nivelar todos los calendarios. Es algo que hemos hablado los corredores con la Federación Española y que yo mismo he comentado a organizadores como los de la carrera de Amezaga. Quieres progresar y al mismo tiempo brillar, y para ello es necesario que las carreras importantes en España no choquen con las pruebas de Copa del Mundo, ya que tendrás que elegir y eso siempre será perjudicial”.
“Lo que yo digo es que a mí me gustaría llegar a estar entre los 20 mejores corredores del mundo, pero que eso, aunque requiere presencia constante en el extranjero, no supone más que un ‘breve’ en la prensa, y que a nivel de repercusión para los sponsor, lo importante es ganar”, sentencia un Larrinaga que, para concluir, deja claro que tiene aún mucha cuerda para rato y lanza sus aspiraciones para 2012: “Me gustaría seguir unos cuantos años más: aún soy novato en ciclocross. El problema para mí no es que vaya a cumplir 32 años en noviembre: es la ayuda económica. Tienes una edad en la que tienes que empezar a vivir. Yo creo que, con todas las cosas que voy consiguiendo, seguirá viniendo –¡no podemos quejarnos!-, pero si fuera un poco más, me centraría en la Copa del Mundo. ¿Hasta dónde puedo mejorar? Es lo que tenemos que ver. El resultado del Mundial te da muchas cosas que pensar: he terminado entre los 30 mejores del mundo, pero si he podido estar entre los 20 mejores en las últimas vueltas… ¿por qué no pensar que mi nivel está ahí, o más arriba?”. Pregunta que sólo el futuro aclarará