CARRETERA

'Gallina de piel'

'Gallina de piel'
Así vivieron la victoria de Alejandro Valverde en la cima de Courchevel en las filas de Islas Baleares Mentiría si no dijese que estoy, estamos todos, emocionados, exaltados, al borde del colapso, con la lágrima fácil, la cabeza perdida, los pelos de punta y la gallina de piel (como decía Cruyff). No porque haya ganado Alejandro Valverde una etapa sólo al alcance de los más grandes ciclistas de la historia, no porque haya ganado la etapa en Courchevel, donde la última vez ganó Pantani, no porque le haya ganado al mismísimo Armstrong en el sprint final, no porque haya aguantado el ataque final del americano, no porque en el grupo de 4 elegidos para la gloria hayamos tenido a Valverde y a Mancebo, no por haber sido el mejor equipo en un día de espectáculo puro, no porque Paco haya hecho buena parte de la ascensión en cabeza, no por la ambición mostrada, no por el gran trabajo del equipo, no porque Balaverde sea quinto en la general y mejor joven, ni porque Paco sea séptimo, ni tan siquiera por los 27 mensajes de felicitación que acumula mi móvil desde las 17 horas y 19 minutos. Bueno, por todo esto y por José Miguel, y por Eusebio, y por Francis, José Luis y Alfonso, y por Fernando, Arturo, Pep Toni, Vicente, Thierry, José Angel, Luisma, Xavier, Iñaki y todos los demás (prometo que con la emoción soy incapaz de acordarme de los nombres de todos). Y por los 25 corredores del Team Illes Balears – Caisse d’Epargne. Y por Illes Balears y por Caisse d’Epargne. Porque todos ellos se lo merecen, se merecen un día así, un día de felicidad conseguida a base de trabajo y esfuerzo. Ya está. El cuerpo me pedía decirlo y aquí queda dicho. La verdad es que aunque quisiera revivir la película de la etapa, no podría. En mi memoria, que por fortuna es selectiva y tiende a almacenar sólo los buenos momentos, el día de hoy empieza debajo de la pancarta de 20 kilómetros a meta. Ya subiendo Courchevel, uno a uno van perdiendo contacto con el grupo de cabeza Mayo, Menchov, Heras, Beloki, Moreau, Vinokourov, Kloden, Ullrich. O sea todos los gallos del corral dispuestos hasta 2 kilómetros antes de ese punto a acabar con Armstrong. Luego Basso también cede, y de repente, como un flash, en las pantallas gigantes instaladas en la explanada de meta aparecen gigantes, inmensos, imperiales, 2 maillots verdes, amarillos, rojos y azules. Balaverde y Paco Mancebo junto a Armstrong y Rasmussen. Madre mía, que mal me ha sentado hoy el bocata ¡no puede ser cierto! Pues sí, es cierto; un escalofrío nos recorre el cuerpo. El resto de lo sucedido, no soy capaz de contarlo con palabras sin estropearlo. Valverde y Mancebo se han doctorado hoy honoris causa en la Universidad más prestigiosa del ciclismo, el Tour de Francia. La historia empieza a tenerles un hueco reservado. La felicidad debe ser algo muy parecido a lo de hoy. Aunque el móvil tenga ya 36 mensajes. Que lleguen muchos más. Islas Baleares Press

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