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El belga se aprovechó de la avería sufrida por el francés Mourey para imponerse en Igorre
Después de las lluvias caídas durante todo el sábado, la mañana del Domingo amanecía soleada lo que aprovechó una gran cantidad de público para acercarse a Igorre a disfrutar de una prueba de la Copa del Mundo donde se reunieron los mejores corredores del mundo.
Los belgas con Sven Nijs a la cabeza aparecían como favoritos entre todos los pronósticos pero desde los primeros metros fue un francés, un valiente Mourey quien se escapaba en solitario y se mantenía en cabeza durante las seis primeras vueltas de la carrera sin que nadie fuera capaz siquiera de acercársele.
Sin embargo en un deporte como el ciclocross no sólo cuenta el estado de forma o lo inspirado que se pueda encontrar un corredor, el factor mecánico es un elemento fundamental y ayer falló la máquina del francés. En los últimos minutos de la prueba y cuando todo el mundo le daba por vencedor, el cambio del francés se rompía y obligaba al corredor a coger su bicicleta al hombro y correr hasta el box para cambiarla momento en que era rebasado por al menos una docena de corredores aunque finalmente lograba terminar séptimo, un premio menor para quien ha tenido la victoria en la mano.
Sven Nijs 40 segundos por detrás no desaprovechaba la oportunidad y se hacia con la victoria por delante de sus compatriotas Bart Wellens y Sven Vanthourenhout que finalizaban a 15 y 30 segundos respectivamente..
Los españoles muy retrasados
Los españoles han estado lejos de las posiciones de honor siendo el primero Isaac Suárez ha en el puesto 24, a 5-31, por delante de Unai Yus, en el 28, a 6-29 quien se hacia con el trofeo a mejor corredor vasco.
José Antonio Hermida, pese a correr prácticamente sin entrenarse después de sus vacaciones, acababa en el puesto 30, a 7-05, mientras que Oscar Vázquez y David Seco entraban juntos, en los puestos 35 y 36, a 8-22, un lugar por delante de Javier Ruiz de Larrinaga, a 10-23. Finalmente los sub-23 Mauro González y Hugo Rus ocupaban las posiciones 40 y 41.
Texto y fotos: Unai Elaso
