Tour de Francia: sol y moscas

Nuevo episodio de las vivencias de Islas Baleares en el Tour de Francia Con lo bien que estábamos ayer en Montpellier. En plena naturaleza, rodados por un campo de golf, tomando el aire en la terraza. Y de buenas a primeras, el cielo se nos ha caído en la cabeza y nos ha hecho un chichón de cuidado. En un día, Valverde se tiene que bajar de la bici, Mancebo sube entre los mejores pero no con los mejores como en Courchevel, sigue séptimo en la general, y para colmo, hoy tenemos un hotelito muy curioso (por decir algo) en la carretera de Foix, con 35 grados a la sombra. Vamos por partes. Valverde tiene que abandonar ayer antes de llegar a Montpellier. 8 horas después, o sea pasadas las 23:00 pm, seguía atendiendo a los medios de comunicación que hacían guardia en el hotel (sí, el del golf, ay, cada vez que lo recuerdo, qué nostalgia). Creo que ya se sabía las respuestas de memoria, después de haberlas repetido una y otra vez. Esta mañana, madrugadón al canto y 4 horitas de coche camino a Barcelona para coger el avión que le lleve a casa (a estas horas estará tumbado en el sofá, con un refresco, el mando a distancia y los cuidados de Ángela. Vamos que casi no nos da envidia). Por supuesto, más periodistas en el aeropuerto esperando el momento de la llegada. Lo de este muchacho con la prensa es una relación de amor eterno. 300 kilómetros al norte, 14ª etapa del Tour, primera de los Pirineos. Los pájaros se caían de los árboles por el calor y los rivales de Armstrong se caen de la clasificación por el ritmo del americano, invencible de nuevo. El libro de su séptimo Tour empieza a estar ya casi acabado. Queda ponerle la portada, el prólogo y el prefacio. Paco Mancebo, séptimo en la etapa, mismo puesto en la general, no ha acabado de tener las mismas “sensaciones” (recuerdan las sensaciones de las que hablamos el otro día y que a mi amigo Carlos le hicieron mucha gracia?) que en los Alpes. Muy bien Zandio, que sigue pasando los puertos con los mejores y también recuperado David Arroyo. Podríamos decir que estamos menos contentos que hace días, pero igual de ilusionados porque mañana sí que sí, mañana es la etapa de todas las etapas, con más kilómetros subiendo que en llano. Seguimos confiando en Paco, nunca se puede dejar de hacerlo con un corredor al límite de lo agonístico como él, y el promete guerra hasta que las fuerzas digan basta. Desde Foix, con atasco, calor, sin aire acondicionado, y envidiando a Valverde, acabamos esta crónica antes de que el ordenador se derrita.